Hace cincuenta años Stanislavski dijo: ”los actores del cine actual
enseñaran a los actores cómo vivir sus papeles. Todo queda al
descubierto en el cine, y todo lo que sea estereotipo queda registrado
allí para siempre. En el cine puede verse más claramente la diferencia
entre el arte viejo y el nuevo”.
Stanislavski comenzó la búsqueda de un sistema de actuación para
ayudar a los actores a ser dueños de su arte plenamente. Y la influencia
de su método ha arrasado en el teatro, llegando hasta el cine. Una de
sus aportaciones, fue la creación del “studio” o taller de
actores que consistía en que tanto los novatos, como los profesionales,
podían experimentar, improvisar y resolver juntos los problemas que el
teatro les presentaba.
Estados Unidos acogió su sistema llamado “studio” y de éste surgió
una nueva tradición moderna que el teatro norteamericano llamó “the
method”, en español "El metodo". El famoso “Actor´s Studio” de Nueva
York liderado por Ellen Burstyn, Harvey Keitel y Al Pacino ha visto pasar por su establecimiento muchos actores famosos entre los que se encontraban: Geraldine Page, Paul Newman, Maureen Stapleton, Joanne Woodward y Marlon Brando.
Stanislavski
consideraba que el arte era un modo de servir al pueblo, concepto de la
misión del artista que forma la base de su moral profesional.
La obra de éste abarcó de modo muy variado tanto en género como en
forma. Casi todas sus interpretaciones tenían un valor de un verdadero
descubrimiento artístico, nunca llegó a repetir sus hallazgos. En sus
primeros tiempos, buscó la verdad dentro de la ilusión escénica y de los
límites del naturalismo, pero fue progresando notablemente en su
concepto de arte. Ni los convencionalismos escénicos ni la exageración
deliberada estuvieron totalmente ausentes de lo que hacía, pero más
tarde se demostró que aspiraba a reflejar una forma sencilla y expresiva
“la vida del ser humano” obteniendo ese fin para el arte.
Después del avenimiento del régimen político Stanislavski continuó su
lucha a favor del realismo, rechazando las pseudo-innovaciones del
resto de los artistas que querían destronar las tradiciones del pasado
para afirmar en la escena soviética el culto de las convenciones
externas.
Stanislavski, llevó a cabo una reforma escénica que no se limitó
únicamente al arte dramático, sino que sus efectos también llegaron a la
ópera y al ballet. En 1922, en su apartamento de la calle Leontiev en
Moscú – hoy calle Stanislavski - mostró bajo una luz totalmente nueva la
ópera de Tchaikovsky “Eugene Oneguin”, modificando todas las ideas
tradicionales sobre este género. Stanislavski repartió su tiempo entre
la ópera y el drama hasta su muerte.
Stanislavski quiso adentrarse en los misterios del arte del actor y
conocer las leyes que lo regían basándose en su propia experiencia y en
la de otros artistas contemporáneos y antecesores. Llegó al
perfeccionismo de su método de formación del actor después de muchos
años de esfuerzo y de búsquedas, método en que la técnica y las bases de
la teoría del realismo escénico están sutilmente conjugadas. El arte
que sale del espíritu y el corazón del artista, permite actuar con el
máximo de eficacia en el espíritu y el corazón del espectador,
enriqueciéndole el alma y formando su inteligencia. Pero estos
resultados no se logran fácilmente. En el camino se interponen, en
primer lugar, el diletantismo, y en segundo lugar, la rutina, cosas que
Stanislavski combatió sin cesar.
Apunta igualmente contra el naturalismo sin razón y el formalismo sin
espíritu que producen un arte indigente, haciendo que el arte que debía
tener un papel educativo y social, que este debía tener que quedase
rebajado. Stanislavski basándose en ese método y fundando periódicamente
"estudios" o escuelas de interpretación formó mas de una generación de
actores, contándose entre sus discípulos directores como Meyerhold, Vajtangov, Soulejitski y Dikil.
Se cuenta una multitud de artistas soviéticos entre sus alumnos,
tanto dramáticos como líricos. Se han convertido en propagandistas de su
doctrina tanto en Europa como en Estados Unidos varios de sus
discípulos como Michael Chekhov,
Sanine y Boleslavski. Mantuvo amistad con muchos hombres de teatro
occidentales que iban a Rusia o que conocía en las "tournées" del Teatro
de Arte en el extranjero. Entre estos hombres hay que destacar a Gordon Craig, Max Renhardt, Antoine, Jacques Copeau que lo proclamaron maestro suyo entre los muchos que sufrieron su influencia artística.
Hoy en día sigue ejerciéndose esa influencia profundamente y la
extensión alcanzada por todo el mundo aún sigue aumentando. Hombres como
Jean Vilar en Francia y Eduardo Filippo en Italia lo reconocen, así
junto a otros colegas de Gran Bretaña, Estados Unidos, Japón, China,
Checoslovaquia, España, Polonia y de las naciones más jovenes de
distintos continentes que siguen la vía de la evolución independiente.
Stanislavski se ha convertido en la bandera de la lucha por un arte
realista.